Daniel Angulo
Más que un sospechoso, un cómplice de Mercado en la experimentación visual y conceptual
Un artista visual, músico y performer cuya práctica encarna una noción expandida de la creación. Radicado en Estados Unidos desde hace más de veinte años, Angulo ha construido una obra transdisciplinar que integra lenguajes como la pintura, la instalación, el arte sonoro y el performance, situándose en el umbral entre la lógica del pensamiento y el vértigo de la emoción.
Angulo se autodefine como “artista, músico, pintor y loco”, enunciado que remite no solo a su carácter irreverente, sino a una cosmovisión estética que desborda los marcos disciplinarios tradicionales. Como señala la curadora María Belén Sáenz, “Angulo trabaja en los bordes del conocimiento, apropiándose de códigos racionales —como el lenguaje matemático o la notación musical— para tensionarlos, desarmarlos y reconstruirlos desde una subjetividad profundamente caribeña” (Sáenz, 2021).
Su obra ha sido leída dentro de una genealogía de artistas latinoamericanos que han hecho del desplazamiento —territorial, simbólico, cultural— una estrategia estética. En palabras de Beatriz González (2008), “el arte del Caribe colombiano encuentra en figuras como Angulo una fuerza de dislocación: no responde a centros, ni a doctrinas, sino a pulsiones y memorias fragmentadas que sobreviven en el cuerpo”.
Además de su trabajo artístico, Angulo ha colaborado con proyectos educativos y colectivos en comunidades migrantes en el sur de Florida, ampliando así su campo de acción a una práctica social del arte. Su itinerario vital y creativo evidencia una tensión productiva entre la identidad caribeña y la experiencia del exilio, entre el caos emocional y la estructura formal, entre la racionalidad del código y la pasión del trazo.