Aníbal Tobón
Oralidad, disidencia y poesía viva en el arte caribeño
Aníbal Tobón (1947 - 2016) es una figura inclasificable y profundamente radical en el panorama artístico colombiano de finales del siglo XX.
Poeta, actor, titiritero, narrador oral, periodista y provocador cultural, su práctica se desplazó con fluidez entre la palabra hablada, el gesto teatral y la imagen poética, dando forma a una obra profundamente marcada por la oralidad como estrategia estética y política. A pesar de haber nacido en Bogotá, Tobón se autodefinía como un "bacanquillero”, afirmación que no solo daba cuenta de su arraigo en el Caribe colombiano, sino también de una identidad cultural construida desde la hibridez y el mestizaje vital.
Su trabajo, difícil de reducir a categorías disciplinares tradicionales, se desplegó en múltiples frentes con la naturalidad de quien entiende el arte como una forma de vivir y habitar el mundo.
Los temas que atravesaron su obra —el mar, los sueños, el tiempo, la marihuana— no eran simples motivos poéticos, sino vectores simbólicos que activaban una mirada crítica sobre la realidad y abrían paso a lo sensorial, lo alucinatorio, lo mágico. En sus espectáculos de títeres o sus presentaciones como narrador oral, Tobón desdibujaba los límites entre actor y audiencia, entre ficción y experiencia, invitando al espectador a una relación directa y afectiva con la palabra viva.
Sus aportes al teatro popular y a la tradición oral del Caribe lo posicionan como un eslabón fundamental en la genealogía de los artistas que conciben el arte como acontecimiento comunitario. Como recuerda un testimonio recogido en el archivo del colectivo Cultural Tambó: “Tobón era un griot tropical. Iba de barrio en barrio contando historias, sembrando imágenes en la cabeza de la gente. No necesitaba escenario: su voz bastaba”.
La figura de Aníbal Tobón invita a repensar las fronteras entre arte culto y arte popular, entre lo canónico y lo marginal. Su legado, aunque fragmentario y disperso, resiste el olvido por la potencia de su presencia y por la manera en que encarnó, con pasión e irreverencia, un arte del decir, del imaginar y del desafiar. Su figura encarna una poética de la disidencia, donde la palabra se vuelve cuerpo, y el cuerpo, territorio de invención.